domingo, 12 de octubre de 2014

Son las 7 de la tarde
la tierra asciende lentamente en un sopor naranja
aprieto el boli contra todo el progreso de mi especie
un ciprés se balancea, dudando si dejarse caer hacia la nada
el Cid lleva muerto algo más de cien mil años,
a lo lejos suena una ambulancia.
Afino el oído -no hace música-,
luego ya no se oye nada.
La ambulancia corrió hacia las puertas de cristal
donde la mediocridad separa
el plástico del papel y la basura
y la nada de la nada y la nada.

La ambulancia se ha ido. Se han llevado la ambulancia
y sobre la noche descienden
los labios de una mujer de nata
que susurran, en rojo, hirientes:
"A la nada, a la nada, a la nada".

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