-He visto esa película de la que tanto habla Maud y es una basura, aunque me gustaba la luz verde.
-A Maud también le gusta la luz verde.
-La vi en inglés.
-Maud también.
-También nosotros nos detenemos a saborear la noche.
-Maud hizo el amor una vez mientras un vinilo de Johnny Cash giraba y giraba en un huevo atmosférico.
-¿Fue a ti?
-No. A la agonía.
-Yo soy la agonía.
-Y yo la amante de Maud.
-Y yo tu amante.
-Maud es la agonía para los dos.
-Y tú la decadencia pegada a los labios iluminados por la luz verde.
-Maud es la luz verde.
-Maud no existe.
-Pues es una pena porque dijo que le gustabas y que quería conocerte
mejor y que quería que saliésemos los tres y que la escarcha echa a
perder los hombros. Y que no creía en el determinismo total de las
acciones humanas.
-Alguien murió contento.
-¿Te duele si las vides se enzarzan en milenarias batallas por el dominio de la cueva húmeda y sórdida como
la catástrofe
el dolor
el atún?
-¿A Maud le duele si esas vides se besan y abrazan llorando por haber perdido a un hijo?
-¡BASTA! Maud no existe.
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