Búscala cuando se congelen las hojas de los árboles, cuando el sol sea
distante como uno mismo, cuando el milagro de estar vivo quede eclipsado
por la maldición de ser consciente de estar vivo y no seas capaz de ver
que toda maldición es en sí misma un milagro y probablemente ocurra así
también al revés, cuando seas un estúpido fan de Bukowski, cuando tus
dientes sean colmillos de lobo manchados de sangre cálida que baja por
tu cuello como un glaciar (despacio, arrasando, dejando surco para
siempre), cuando se te caigan los dedos de rabia, cuando el deseo no
exista. Huye a esa parte de ti donde la felicidad es limpia y corres por
el mero placer de correr, donde te arropan los brazos del amante, donde
una lengua tibia te quita el hielo a lametones agradecidos, donde no es
necesario sonreír pero sí es posible, donde hay queso, donde el deseo
no exista.
(me gusta lo del glaciar, pero la anáfora se acaba haciendo un poco pesada).
No hay comentarios:
Publicar un comentario