nacer
debe parecerse a esperar en la cola de un restaurante chino
a quemarse la lengua con tallarines ardientes
muy ardientes
a esa tenue sensación de incomodidad
que me acaricia los hombros.
nacer
es como cuando te relames los labios con suavidad
guardando todas las gotas de vino
con cuidado de no mirar a nadie en concreto
para que nadie crea
que quieres morderle los muslos.
nacer
puede parecerse al calor de mi mano contra tu pierna
o a las migas de pan desperdigadas sobre el mantel
que alguien tendrá que limpiar porque no he tenido cuidado
a la luz blanca demasiado fuerte
del espejo del baño.
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