ves pasar un camión rojo
desde tu ventana
fumando un hipotético cigarro
que no está ahí aunque
lo deseas.
tres años desde que no para el maldito ruido.
estás sola
y encerrada
y sola
bajo un cielo frágil
sobre la explanada última
y encerrada
lamiéndote los dedos
desgastando tus encías
y sola
llena de astillas
que sangran ocasionalmente
sin causarte mayor
perjuicio.
y encerrada
cubierta de las tripas de algún animal enorme
alzando los dedos al cielo como si rezaras
y sola
rezando con los dedos colgando por la ventana
y encerrada
sin atreverte a mirar abajo
y sola
incapaz de enfrentar la vergüenza
y encerrada
mirando a un camión rojo
marcharse
y sola
y tu madre y tu hermano y tu novia
y encerrada
y tu futuro
y sola
y viva
y sola
y viva
y encerrada.
Tres años y tres minutos desde que no para el maldito ruido.
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